Post Top Ad


Más allá de donde el ‘diablo’ dejó el ‘guayunco’ anda la señora Ángela Orozco a sus 108 años de edad. O al menos así lo explica ella. La longeva mujer es la propia abuela terca que no se cansa. Que si fuera por ella cocinara aún en un fogón de leña.  Que quiere y hace lo que puede. Que a veces hasta le dan ganas de arar tierra y sembrar yuca.



Casi no ve, pero pasa sus horas en una máquina de coser. Casi no escucha, pero se coge en el aire cuanto chisme anda regado por el pueblo.  Es incorregible, en el buen sentido. La señora Ángela es coqueta, demasiado. Sonríe siempre de oreja a oreja  y quiere dar ‘pata’ por todo el pueblo y –de vez en cuando– piropear a cuanto muchachito bien vestido vea.



Siempre ha sido así y, a estas alturas de su vida, nadie ni nada le va a quitar su swing. Mucho menos cuando fue vacunada contra el coronavirus. “Ahora es cuando”, advirtió entre risas. Su felicidad tiene razones de peso.  A inicios del año pasado sufrió en carne propia los males del coronavirus y duró un mes sin comer bien.



Bajó de peso, tuvo dolores de cabeza, espasmos estomacales y diarrea constante. Por primera vez en su extensa vida vio ‘la vaina maluca’ y estuvo a punto de ser ingresada a una unidad de cuidados intensivos, pero advirtió a sus familiares que si pisaba –en ese momento– una clínica iba a salir, sí, pero muerta.  Debido a lo anterior, se negó a salir de su vivienda, soportó la enfermedad y pudo salir adelante.



“¡Uhh, muchacho! Eso fue maluco por lo que pasé. Me sentía muy mal. No sentía ni gusto por la comida y eso me dio muy duro porque yo soy una mujer de buen comer (risas). Menos mal que toda la vida me he alimentado bien y eso me ayudó a superar  la enfermedad”, contó.




Los meses pasaron y, aunque la enfermedad no le dejó secuelas, la señora Ángela no estaba tranquila del todo. Que el virus siguiera por ahí, dañando a gente conocida  y acabando vidas a diestra y siniestra, sin alguna solución a corto plazo, le quitó por un tiempo la sonrisa de la cara.



Estaba aburrida de todo, del bucle en que el todo el mundo está sometido desde el 2020, así que cuando –¡por fin!– se dio el anuncio de que iniciaría la inmunización en Colombia, ella no dudó en querer hacer parte.



“La gente empezó a decir que la vacuna lo iba a matar a uno. Que eso iba a ser peligroso, pero yo estoy clara en mis cosas. Cuando uno se va a morir, uno se muere. Así que yo no le tuve miedo cuando me dijeron que iban a vacunar y mírame ahora: estoy vivita. Tengo 108 años y jodí al bicho ese (risas). Me dieron una oportunidad para vivir más y yo no dudé en aprovecharla”, explicó.




Ángela Orozco reside en el barrio Portal del Sol, ubicado en Santa Lucía, en una casa verde que  alberga una docena de chivos que abren la puerta de su corral por su propia cuenta para salir a comer, una serie de acciones con cierta consciencia de los mamíferos que le quitan un peso a ella. Sería el colmo ver a una anciana de 108 años pastoreando por todo el pueblo a estos animales, pero si fuera por Ángela ella misma lo haría.



“A mí siempre me dijeron que yo era machorra porque me gustaba andar con hombres y haciendo trabajo duro, pero eso es lo que me gustaba. No me gusta andar quieta. Yo soy una mujer para trabajar y todavía me siento plena para cumplir mis sueños, que espero que Dios me los haga realidad. Yo no me siento vieja y quiero seguir viviendo mucho más”, explicó.


Por ser como es que todos conocen a Ángela. La ‘abuela’ no se muerde la lengua cada vez que le meten tema de conversación y asegura que tuvo una infinidad de novios, aunque se haya quedado con el más feo, según sus palabras. A pesar de eso, tuvo una descendencia grandísima:  ocho hijos, 34 nietos, 32 bisnietos, 28 tataranietos y tres trastaranietos o ‘salta corral’, como ella prefiere llamar a esta grupo familiar.


“La familia es algo muy bonito para uno y por lo que uno quiere seguir viviendo. Uno está aquí para disfrutar, ¿sino para qué?”, manifestó la mujer.



 Tras recibir la primera vacuna, Ángela Orozco tiene una vida normal dentro de lo que cabe y ahora solo se enfoca en tratar de convencer a amigos y familiares contemporáneos de que se vacunen.



Según la mujer, el biológico no le generó dolores ni molestias, sino todo lo contrario. Le generó el ánimo suficiente para volver a disfrutar la vida con el optimismo de antes.



“Yo sigo usando el tapabocas y cuidándome, pero estoy mucho más tranquila. Mi hija también se vacunó. Ella tiene 80 años  y está igual de bien que yo. Ahora solo quiero que toda la gente se vacune porque ya uno debe dejar atrás este virus y que todo vuelva a lo que era antes. También le digo a la gente, sobre todo a los muchachitos, que coman mejor. La alimentación es todo. Que dejen de comer cosas llenas de químicos y mejor coman más cosas sanas, del campo”, concluyó Orozco, que está a la espera de la segunda dosis de la vacuna.



En total, en Santa Lucía se han aplicado 687 dosis contra el coronavirus, de las cuales 290 fueron para mayores de 80 años.


En Soledad, 4.516 adultos mayores de 80 y más años ya están vacunados, lo que equivale a un 57 por ciento de esa población priorizada.


Así lo dio a conocer ayer la gobernadora del Atlántico, Elsa Noguera, luego de una visita al puesto de salud La Central para verificar el avance del plan de vacunación.



Las cifras indican, además, que 2.602 mayores entre los 75 y 79 años ya recibieron su primera dosis contra el coronavirus, al igual que 2.532 personas entre los 70 y 74 años. La mandataria resaltó que 3.018 dosis han sido aplicadas al personal de salud y de apoyo.


 

En total, según el último informe del plan de vacunación, en Soledad se han aplicado 13.198 dosis.



Durante el recorrido por el punto de vacunación, la gobernadora Elsa Noguera instó a los adultos mayores de 70 años en adelante a que atiendan el llamado de las autoridades de salud y acudan a vacunarse contra la covid-19.



“Seguimos motivando a nuestros adultos mayores para que vengan y se coloquen la vacuna. Hoy estamos en Soledad supervisando cómo ha sido todo este proceso y motivando sobre todo a los familiares de los abuelitos que no duden y los traigan a los hospitales municipales, donde estamos haciendo todo el proceso para que puedan tener su vacuna y puedan salvar vidas”, reiteró la mandataria.



La gobernadora del Atlántico también destacó el buen ritmo en que avanza el plan de vacunación en los diferentes municipios tras señalar que de las casi 60 mil dosis que han recibido del Ministerio de Salud, el 71% ya se ha aplicado.



El alcalde de Soledad, Rodolfo Ucrós, también se unió al llamado de la gobernadora, para que más adultos mayores se acerquen a vacunar en los próximos días.



“Afortunadamente están acudiendo las personas a vacunarse, ya las personas están mirando de otra manera el tema de la vacunación, están entrando en razón, saben de la necesidad de que los adultos mayores, que son los que tienen la posibilidad de vacunarse en estos momentos, deben hacerlo y esa es la invitación que Rodolfo Ucrós les hace a cada uno de nuestros queridos soledeños”, expresó el alcalde de Soledad.



Agregó que en la actualidad el municipio de Soledad cuenta con 16 puntos de vacunación para el desarrollo de las jornadas.



Soledad cuenta con 25 equipos trabajando en los puestos de salud, centros comerciales, en distintos barrios, así como también en la unidad de víctimas, en el centro de vida ubicado en el barrio Villa Adela.



Dada su población, el municipio de Soledad ha sido uno de los más afectados por la pandemia, a la fecha registra 1.790 casos activos de coronavirus, 27 de los pacientes están en UCI, 65 hospitalizados y 1.698 en casa. En Soledad no han parado las búsquedas activas de casos positivos de covid-19.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Post Top Ad