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La hermana relató los detalles de su cautiverio en Malí.



Con una bomba en el cuello mantuvieron secuestrada a la hermana Gloria Cecilia Narváez

 

En las últimas horas se conocieron detalles del secuestro de la hermana Narváez, en los que relató los maltratos que padeció con sus captores durante su tiempo en cautiverio.


La religiosa fue secuestrada en febrero de 2017, en total estuvo en cautiverio 4 años y 8 meses en el continente africano. El pasado 16 de noviembre la hermana Narváez llegó al país.


El día del secuestro

“En el momento del secuestro habían 50 bebés en el centro de salud. Ese día estábamos las hermanas de la fraternidad viendo las noticias, precisamente para darnos cuenta de la actualidad que había”, empezó relatando la hermana, según un medio nacional.


De un momento a otro, entraron cuatro hombres armados con fusiles y algunos machetes en el bolsillo, todos estaban cubiertos con turbantes. “Me preguntaron si yo era Gloria, me pidieron el documento de identidad. Me fui a la pieza y le di lo que me pidió. Cuando le entregue el documento, dijo que su jefe le había mandado a traer a una de las hermanas”, contó.


La religiosa dijo que se identificaron como de Al Qaeda, que llegaban por unas jóvenes; sin embargo, ella les pidió que se la llevaran, que era la de más edad y la responsable de la comunidad.


“Me subieron a una camioneta, me amarraron una especie de bomba en el cuello y me dijeron que me quedara callada. Fuimos saliendo por un lugar donde había sembrados de maíz y nos fuimos metiendo por donde había ramas. En la noche estuve en una moto, me llevaron a un lugar del norte de Malí”, dijo Narváez.


Luego, reveló que uno de los hombres la amarró a un árbol y le puso cadenas en los pies.


El secuestro

La hermana Narváez contó que tuvo que travesar por varias zonas desérticas del país, en las que fue enviada de un grupo a otro, siempre armados y escoltados.


“Yo pedí explicaciones del por qué no me liberaban. Allí me dijeron que lo iban a hacer, pero me llevaron otros hombres árabes. Con ellos nos escondimos en un hueco entre ramas dos días, donde supuestamente llegaría un jefe, que efectivamente llegó, les entregó un dinero y me llevaron con otro grupo hacia Nigeria”, agregó.


La hermana contó que durante los cuatro años que estuvo secuestrada siempre vivió bajo el peligro, la persecución y todas las noches caminaban por las dunas del desierto durante largas jornadas. Además, que ella era la encargada de preparar alimentos para sus compañeras.


“Durante este tiempo llegaban muchos jefes, unos buenos y otros que me pegaban y me maltrataban, me ponían cadenas en los pies siempre con un candado que me impedía caminar. El grupo que estaba del islam ahí siempre decía que yo era un perro de iglesia, siempre callé. En todo momento me mantuve serena, no decía nada y siempre me dirigía con respeto. Con mucha paz si me maltrataban, siempre me tiraban todo, siempre su comportamiento era así conmigo”, agregó.

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