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Un fuerte terremoto se sintió en toda la isla de Taiwán durante la hora pico de la mañana del miércoles, dejando a su paso una estela de destrucción y causando estragos en la infraestructura. En Hualien, una localidad de pocos habitantes, un edificio de cinco pisos sufrió graves daños, con el primer piso colapsado y el resto de la estructura inclinada en un ángulo peligroso de 45 grados. En la capital, Taipéi, antiguos edificios vieron caer sus baldosas sobre complejos de oficinas más modernos, mientras que las escuelas evacuaban a los estudiantes hacia campos deportivos, equipándolos con cascos de protección amarillos ante las réplicas continuas.


El servicio de trenes y metro fue suspendido en toda la isla, afectando a los 23 millones de habitantes. En Taipéi, una línea elevada de construcción reciente sufrió una separación parcial, mientras que la legislatura nacional, ubicada en una antigua escuela de la Segunda Guerra Mundial, registró daños en paredes y techos.


A pesar del caos y lo duro del terremoto la calma prevaleció entre los habitantes, acostumbrados a los temblores y preparados para emergencias. Sin embargo, el número de víctimas sigue en aumento, con siete personas fallecidas y 736 heridas, según la Agencia Nacional de Bomberos de Taiwán. Decenas de personas permanecen atrapadas, incluyendo extranjeros, mientras los equipos de rescate trabajan arduamente para salvar vidas y brindar ayuda en medio de esta tragedia.



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