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En Colombia, es común escuchar en las comunidades pequeñas el dicho “pueblo pequeño, infierno grande”. Esta expresión refleja cómo, en lugares con poca población, los escándalos y conflictos familiares rápidamente se vuelven de conocimiento general.


En San Jacinto, un municipio de Bolívar con menos de 24,000 habitantes, un incidente familiar se ha convertido en noticia nacional. El pasado jueves, un hombre terminó su jornada laboral y decidió visitar un prostíbulo local, bajo la creencia de que su esposa lo esperaba en casa, como de costumbre. Sin embargo, su noche tomó un giro inesperado y trágico.


Según informes de Canal 6 de San Juan Nepomuceno, el hombre buscaba satisfacer su deseo personal con una trabajadora sexual. Al solicitar el servicio, se llevó una amarga sorpresa: su esposa emergió de uno de los cuartos del establecimiento. La situación rápidamente escaló, y los presentes en el prostíbulo notaron la tensión cuando el hombre reaccionó violentamente, agrediendo a su pareja.


El escándalo llamó la atención de las autoridades, quienes acudieron al lugar para controlar la situación. La intervención policial y la declaración del hombre permitieron a los medios locales conocer los detalles del suceso. En su versión, el hombre mencionó haber escuchado a su esposa decir: "¿Quién es el siguiente? ¡Que pase para licuármelo!", lo que confirmó sus peores temores.


Este incidente no tardó en volverse viral en las redes sociales, con medios locales compartiendo la noticia y residentes de San Jacinto comentando sobre la pareja, afirmando que el hecho era "un secreto a voces". En comunidades pequeñas, donde la vida privada es difícil de mantener en secreto, esta historia ha resonado profundamente, recordando el dicho popular: "pueblo pequeño, infierno grande".

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