El diplomático Riyad Mansour rompió en llanto en plena sesión del Consejo de Seguridad y cuestionó cómo el mundo puede tolerar semejante horror contra la niñez palestina. |
“¡Son niños, niños!”, exclamó entre sollozos, al relatar que más de 1.300 menores palestinos han muerto y unos 4.000 han resultado heridos desde que Israel rompió el alto el fuego en marzo. Con las manos temblorosas, Mansour denunció que miles de pequeños se están muriendo de hambre mientras sus madres les piden perdón por no poder alimentarlos. “¿Cómo alguien puede tolerar este horror?”, cuestionó con desesperación.
El impacto emocional del discurso resonó en la sala. Mansour, con la voz quebrada, recordó que él mismo es abuelo y que la tragedia palestina es insoportable para cualquier ser humano. “Las llamas y el hambre están devorando a los niños palestinos”, afirmó, señalando que 14 millones de palestinos, tanto en los territorios ocupados como en la diáspora, viven con una indignación profunda.
Mientras tanto, en la Franja de Gaza, la entrega de ayuda humanitaria bajo supervisión israelí y estadounidense terminó en tragedia: al menos tres muertos por disparos del Ejército israelí y 47 heridos, según la ONU. La situación humanitaria sigue siendo catastrófica.
En medio del caos, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció este miércoles que las fuerzas israelíes lograron eliminar a Mohamed Sinwar, líder de Hamás. Esto ha avivado la presión de los familiares de los rehenes israelíes, quienes exigen un acuerdo inmediato para su liberación y un alto al fuego duradero.
“Después de 600 días de guerra, ya no hay excusas. Es hora de liberar a los rehenes y comenzar a reconstruir la sociedad israelí”, expresó el Foro de Familias de Rehenes y Desaparecidos.
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