Los cinco loros grises africanos,
cuyos nombres son Eric, Jade, Elsie, Tyson y Billy, fueron donados al parque
por cinco dueños diferentes en la misma semana de la cuarentena.
El vocabulario de las aves desató
risas entre los visitantes, las cuales se contagiaban a los loros que se
carcajeaban en medio de los insultos que lanzaban.
Sin embargo, para los encargados
del lugar no fue tan gracioso que sus animales reciban con insultos a los
asistentes y consideraron que esto en algún momento puede generar disgusto en
algún turista, por lo que decidieron apartar cinco de las aves, a las cuales
les han identificado las palabras grotescas.
Según relató Steve Nichols,
director ejecutivo del zoológico, las risas de los asistentes al lugar
generaban mayores carcajadas en las aves y esto las motivaba a seguir diciendo
groserías.
“Cuando tienes a cuatro o cinco
loros juntos, que han aprendido insultos y aprendieron naturalmente a reírse,
si uno maldice, otro se ríe y, antes de que te des cuenta, todo se convierte en
un escenario como de club de trabajadores jubilados donde solo están
maldiciendo y riéndose”, contó con gracia Nichols.
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