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Durante un comité de justicia transicional, realizado el 24 de febrero en Istmina, un oficial del Batallón 26 de Operaciones Terrestres aseguró que la mayoría de los integrantes del grupo ilegal son reservistas o soldados profesionales retirados. 


La segunda semana de febrero y tras fuerte combates entre la guerrilla del ELN y las AGC, conocidas como el “Clan del Golfo”, se produjo el desplazamiento masivo de cinco comunidades sobre el río Sipí, un afluente del San Juan, en el sur de Chocó.


Tras estos hechos Las alcaldías de Istmina y Sipí convocaron un comité de justicia transicional, donde llegaron delegados de las administraciones municipales o departamentales, la Defensoría del Pueblo, la Fuerza Pública y la Unidad de Víctimas.


Luego de las denuncias de los mandatarios locales por la poca presencia de la Fuerza Pública para controlar este tipo de enfrentamientos, llegó el momento de los delegados militares de hablar y allí se conoció una denuncia hasta ahora no hecha.


El mayor Jorge Arévalo Cardoso declaró que no era posible garantizar seguridad para el retorno de las comunidades desplazadas. Su argumento fue que estaban concentrados en cuidar las elecciones: “No tenemos casi unidades, las unidades que tenemos en Istmina las tenemos en el sector de Potedó”, puede leerse en el acta.


Pero lo asombroso llegó cuando el mayor se refirió al frente Jairo de Jesús Durango de las AGC o “Clan del Golfo”, “los miembros de ese frente cuentan con entrenamiento, teniendo en cuenta que en su mayoría son reservistas o soldados profesionales retirados, y la estrategia utilizada por este grupo ha sido enviar a prestar servicio a sus futuros combatientes y una vez terminen el servicio militar ingresan a la estructura armada, como también soldados profesionales que se retiran de la fuerza”.


De acuerdo con el oficial, las AGC cuentan 39 “sujetos en armas” y con 108 “integrantes del componente criminal focalizado” y sus bases principales estarían en Istmina y Puerto Meluk.


Además, el oficial detalló las rutas precisas que usan las AGC, por las quebradas de Suruco, San Antonio y Chiquichoqui, conectadas con el río San Juan, hasta las zonas carreteables que llevan a los caseríos de Raspadura, Pepé y San Pablo Adentro.


Según Arévalo, las comisiones de las AGC “se acercan a las comunidades enviando integrantes […] de civil para comprar los líderes indígenas o afrodescendientes”.


A pesar del gran nivel de detalle de su descripción, el oficial no puntualizó qué golpes y resultados operacionales ha conseguido el Ejército contra las AGC en la subregión del San Juan.


Pero en cambio, aseguró que sus tropas hacen presencia en donde está el frente Che Guevara del ELN, “logrando acentuar en su sistema mediante la radicación donde se ha venido limitando sus actividades extorsionistas (sic)” y obstaculizando la entrada de “víveres y material médico”.

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