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Las emisiones residuales son aquellas que se liberan en la atmósfera luego de haber implementado todas las políticas y esfuerzos para reducir las emisiones en general. Para llegar a esta conclusión, personas académicas de distintas universidades británicas, como la Universidad de Exeter, la University de Reading y la Escuela de Londres de Higiene y Medicina Tropical (LSHTM), recolectaron encuestas de 5912 participantes.

Según un estudio reciente publicado en Nature, la aplicación de impuestos a los productos alimentarios y de alto contenido en carbono, como la carne y los lácteos, podría contribuir a reducir alrededor de un tercio de las reducciones de las emisiones residuales de gases de efecto invernadero (GEI) necesarias para alcanzar los compromisos de emisión cero del Reino Unido en 2050.

“Especialmente en países como Colombia, las políticas públicas que den cuenta del impacto de los productos animales son urgentes”, dice Karen Reyes, vocera para Colombia de Sinergia Animal, una organización internacional de protección animal que promueve elecciones alimentarias más saludables y sostenibles en América Latina y el Sudeste Asiático.


“Es evidente que no podemos aplicar impuestos y elevar aún más los precios de la comida en un país que ya está luchando contra el hambre a causa de la crisis económica actual. Es indispensable que los alimentos más sanos sean cada vez más accesibles para los colombianos, por tanto, las políticas que subsidian e incentivan la producción y distribución de vegetales, frutas, granos y semillas orgánicas, producidas por pequeños agricultores son urgentes”.


“Las guías alimentarias de algunos países ya resaltan la importancia de adoptar dietas que no sean tan dependientes en los productos animales, pero dada la emergencia climática y el incremento en los casos de enfermedades crónicas vinculadas a dietas poco saludables, es hora de que los gobiernos de los países más ricos consideren nuevas medidas como impuestos más altos para productos que puedan dañar el ambiente y la salud pública”, concluye.


La búsqueda de un futuro verde

La producción de alimentos por sí sola es responsable de más del 30% de todas las emisiones de GEI a nivel global, y los alimentos de origen animal producen el 57% de ese total. “Para reducir la demanda de productos alimentarios que no son sostenibles y, en consecuencia, alcanzar los objetivos climáticos para 2050, necesitamos invertir en una transición profunda y un sistema alimentario más sostenible que explote menos animales”, explica Reyes.


De acuerdo a otro estudio reciente, publicado por la Universidad de Bonn, en Alemania, para alcanzar los objetivos climáticos y garantizar la seguridad alimentaria mundial, el consumo de carne debería reducirse, al menos, en un 75% en muchos países.


Una dieta sana para el planeta

Según un reporte publicado por la Comisión EAT-Lancet, una dieta alimentaria a nivel global que sea consistente tanto con los objetivos climáticos como nutricionales sería basada mayoritariamente en plantas. La Comisión señala que mientras el consumo de alimentos como las carnes rojas y el azúcar debe reducirse en más del 50%, el consumo de frutas, nueces, vegetales y legumbres debe duplicarse.


“Este es un momento crítico para nuestro futuro y es fundamental que las autoridades de todo el mundo actúen con responsabilidad. Pero también debemos hacer nuestra parte. En América Latina, el Desafío 21 Días Veg de Sinergia Animal alienta y ayuda a quienes quieran adoptar una alimentación basada en plantas con la asistencia de nutricionistas profesionales de forma gratuita”, explica Reyes.


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