Las causas de ambas muertes son materia de investigación y el primer caso quedó al descubierto luego de que encontraran sin vida a un cotero en condición de calle en un andén del Mercadito del Sur, donde el ciudadano solía pasar la noche para trabajar cargando o descargando camiones de alimentos.
Quienes descubrieron que estaba muerto alertaron a la Policía y se procedió a hacer la respectiva inspección al cadáver, el que fue trasladado a Medicina Legal para que iniciara las labores de necropsia para determinar si su muerte fue por causa violenta o de manera natural y así pasar el informe a la Fiscalía. Del sujeto se supo que no tenía familia y su nombre es un misterio.
Así mismo, la noche del martes en el barrio Cantaclaro los vecinos de un vendedor de rifas muy conocido en la zona se acercaron a su casa al sentir que desde el mediodía desde ese lugar emanaba un fétido hedor a podrido y creyendo que allí podría haber algún animal muerto, descubrieron algo peor y aterrador.
Un osado curioso se acercó y abrió una ventana de la casa donde vivía el vendedor de rifas de nombre Luis Sosa, natural de Puerto Asís, Putumayo, y logró ver que su cuerpo yacía en el piso sobre una mancha de sangre y de inmediato llamaron a los policías del cuadrante.
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