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Los muchachos fueron presentados como sicarios del Clan del Golfo. Hoy, las investigaciones apuntan a que fueron víctimas de un falso positivo.

El pasado 25 de julio, tres jóvenes fueron asesinados en el corregimiento Chochó, en Sucre. La Policía los señaló de ser miembros del Clan del Golfo que habrían asesinado a un uniformado. Hoy, las investigaciones apuntan a que los muchachos eran inocentes y fueron víctimas de un falso positivo.


La unidad investigativa de Noticias Caracol conoció las declaraciones que entregaron dos policías que presenciaron los asesinatos. Por su seguridad, les reservamos la identidad. Los uniformados coinciden en que el coronel Benjamín Núñez, entonces comandante operativo de la Policía de Sucre, asesinó a los jóvenes a sangre fría y cuando ellos estaban en total estado de indefensión. Así lo relató uno de los testigos:


“En el momento en que él le dispara al primero, no sé por qué lo hizo, no sé si sería rabia o se dejó llevar del momento, pero él simplemente cogió y le disparó y ya”. El interrogador le contra preguntó: “¿A los otros también les disparó así? ¿A sangre fría como llamamos?”. El policía contestó que sí.


El operativo policial que hoy está bajo investigación comenzó sobre las 5 p. m. del 25 de julio de 2022, cuando un desconocido entró a una panadería en Sampués, Sucre, le disparó y asesinó al patrullero Diego Ruiz.


Otro patrullero, también testigo de lo ocurrido, estaba con el coronel Núñez cuando el alto oficial se enteró del asesinato del policía: “Reportan por radio la novedad sucedida en el municipio de Sampués. Al momento de que mi sargento escucha por radio, le comunica a mi coronel J3 de la novedad ocurrida en Sampués. Inmediatamente, nosotros nos dirigimos hacia el municipio de Sampués”.


Según el relato, el coronel y otros cuatro uniformados, entre ellos, el testigo que habla, llegaron a al lugar del asesinato. Desde allá activaron un plan candado en las vías cercanas para atrapar a los asesinos. “Pasados unos minutos reportan que en el municipio de Chochó, a la entrada, tenían unas personas que al parecer eran las que habían cometido los hechos y que estaban heridos. Inmediatamente nos dirigimos hacia Chochó”.


En ese momento, sobre las 5 y 20 p. m., Jesús Díaz, de 18 años; José Arévalo, de 22, y Carlos Ibáñez, de 26, estaban detenidos en un retén en un cruce que conecta a Sincelejo, Sampués, Corozal y Chochó. Hay imágenes que muestran que en ese momento los jóvenes estaban vivos y sin lesiones graves.


Según las familias de las víctimas, esa tarde, minutos antes de la detención, Jesús Díaz y José Arévalo estaban viendo una práctica de stunt, una exhibición de trucos con motocicletas, cuando la Policía llegó, disparó e hirió levemente a Díaz en una rodilla. Arévalo y Díaz salieron en una moto a buscar atención médica cuando fueron detenidos por la policía en el retén.


“Los detienen porque hay un retén. Los golpean, les dicen de todo, les dicen que ellos son los asesinos de lo sucedido en Sampués”, dijo Carlos Arévalo, papá de José.


Poco después, Carlos Ibáñez pasó por el retén y al ver a sus vecinos doblegados por la Policía se bajó de su moto a defenderlos. “Él le dijo al policía que por qué tenían que maltratarlo así. Porque los estaban pateando y eso, y él dijo que por qué. Entonces, 'ajá, tú también eres uno de ellos, que vienes, cómplice, tírate ahí'. Y él se tiró ahí”, dijo Luz María Mercado, mamá de Ibáñez.


Fue a ese punto del retén al que llegó el coronel Núñez, respondiendo al llamado de apoyo que hicieron los policías que detuvieron a los muchachos. Los policías subieron a los jóvenes en el platón de una camioneta.


Los policías, hoy testigos del crimen, iban en el platón con los muchachos capturados, otro policía y el coronel Núñez. Adelante iban el conductor y una teniente. La intención de los uniformados era llevar a los jóvenes a la Clínica María Reina de Sincelejo, pues al menos uno de ellos estaba herido. Pero en vez de tomar la vía corta y directa, el coronel les ordenó coger este camino hacia Corozal, en un trayecto más largo.


Los jóvenes iban desarmados, acostados en el platón de la camioneta y sometidos bajo la vigilancia de cuatro uniformados. Según los testigos, de repente, en medio del trayecto, el coronel sacó su pistola de dotación y asesinó a los muchachos. “Cuando veníamos por una parte del camino, el señor coronel le dio el primer disparo a uno de los sujetos que estaba herido. En el momento nosotros quedamos atónitos. No sabíamos qué hacer ni qué decir. Él cogió y le dio otros dos tiros y también a los otros dos que estaban ahí”.


El otro policía lo relató así: “Cuando íbamos a alta velocidad, escucho el primer disparo, que casi me caigo de la camioneta porque fue el primer disparo, mi reacción fue agarrarme porque casi me caigo. Al sentir el sonido me sorprendí y me alcancé a agarrar de la silla. Cuando veo que otra vez, me agarro de la silla y estoy escuchando las detonaciones. En últimas quedo yo en pánico y el señor coronel dice 'no importa que aquí respondo yo, yo soy coronel'”.


Según los registros de la epicrisis de la Clínica María Reina, los muchachos tenían tiros en la cabeza, el tórax y las extremidades. Después de asesinar a los jóvenes, dicen los testigos, el coronel se bajó de la camioneta y se subió a otro vehículo. “Llegamos a Sincelejo por la parte de atrás de Guacarí. Paramos en el semáforo. Él se baja y sube en la otra camioneta que venía atrás. Después, nosotros seguimos nuestro recorrido trayendo a los heridos hacia la clínica lo más rápido posible”.


Los informes médicos dicen que los muchachos llegaron muertos a la clínica. Desde el momento del crimen, el senador Alexánder Flórez ha expuesto las irregularidades y ha pedido explicaciones a las autoridades. El jueves pasado, después de señalar al coronel Núñez como el supuesto asesino, pidió la captura inmediata de los responsables.


“Le pido solidaridad a todos los senadores de la República para que le pidamos de la manera más encarecida y amable en una proposición que podamos firmar entre todos, para que la Fiscalía de manera inmediata tome cartas en el asunto y capture a los criminales que se han disfrazado como miembros de la Policía, que es de los colombianos y a la que no deben pertenecer”, dijo Flórez.


Hoy las familias de los jóvenes siguen hundidas en el abatimiento. “Yo me he sentido triste, deprimida y eso yo no tengo un momento que no me acuerde de mi hijo, y yo lloro para desahogarme, porque una madre, nadie, ¿Quién le recupera la vida de un hijo a una mamá?”, dijo Luz María Mercado, madre de Ibáñez.


Jessica Sierra, la hermana de Jesús David Díaz, pide explicaciones sobre lo sucedido. “Nosotros venimos siendo víctimas de la violencia, venimos desplazados del Carmen de Bolívar, Macayepo, y ahora venimos a ser víctimas del Estado. No encontramos una justificación. Son tantas preguntas que yo no le encuentro respuesta”.


Y Carlos Arévalo, papá de José, exige la reivindicación del nombre de los asesinados. “Que el nombre de mi hijo, y de todo el pueblo chochoano quede limpio”.


Entretanto, el coronel Núñez fue retirado de la Policía, al igual que su superior, el excomandante de la Policía de Sucre, coronel Carlos Correa. Este último fue el que dijo públicamente que los jóvenes eran miembros del Clan del Golfo y que habían muerto en un enfrentamiento. Los dos policías testigos que señalan a Núñez como el asesino, temen por su vida y le han pedido protección a las autoridades.




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