La fachada religiosa de "El Ungido" se desmoronó en 2018, cuando realizó un ritual que involucraba seda translúcida, bebedizos, aceites especiales, dagas y armas de fuego. Durante este evento, se le acusa de abusar sexualmente de una menor de 15 años, argumentando que lo hacía para "limpiarla y liberarla de todo mal". La Policía indica que esta menor se convirtió en la "esclava sexual" de Gómez durante al menos dos años, hasta que logró escapar en 2019 y denunciar los hechos ante la Fiscalía.
La captura de "El Ungido" se llevó a cabo gracias a las denuncias de varias víctimas y al trabajo de los investigadores que lograron establecer múltiples conductas delictivas relacionadas con abusos sexuales. Las víctimas, según el director de la Dijin, fueron presionadas mediante artimañas, amenazas y tácticas psicológicas.
"El Ungido" seleccionaba a sus víctimas, tanto mayores como menores de edad, basándose en su solvencia económica para financiar sus lujos, viajes al exterior, adquisición de propiedades y hasta someterlas a endeudarse para cumplir con sus deseos sexuales.
Camilo Gómez enfrenta cargos de trata de personas agravada con multas de explotación laboral y matrimonio servil, acceso carnal y acto sexual en persona puesta en incapacidad de resistir. Mientras avanza el proceso legal en su contra, ha sido enviado a la cárcel.
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