Alberto Armado Ortiz, de 23 años, apuñaló a su hermano Arturo Correa Amado, de 34, en medio de una violenta discusión familiar. |
Según relatos de vecinos, la confrontación entre los hermanos comenzó con gritos e insultos después de que Alberto se enterara de la agresión. La tensión escaló rápidamente, y en un arranque de ira, Alberto buscó un cuchillo en la cocina y se abalanzó sobre su hermano, hiriéndolo de muerte en presencia de su madre.
De acuerdo con información de Vanguardia, una herida en el brazo derecho hizo perder el control a Arturo, pero fue una puñalada certera en el tórax la que terminó con su vida. Aunque los vecinos lograron llevar a Arturo a un centro médico cercano, llegó sin signos vitales.
Alberto, por su parte, no intentó huir y se quedó en el lugar del crimen, entregándose a las autoridades con el arma utilizada. Su captura fue en flagrancia, y confesó lo sucedido, alegando que ambos se enfrentaron con cuchillos.
Este lamentable hecho subraya la complejidad y el dolor del fratricidio, un término que proviene del latín "frater" (hermano) y "caedere" (matar), describiendo la tragedia de que uno de los hermanos sea asesinado por otro. Las repercusiones emocionales de un acto de esta naturaleza pueden ser devastadoras, dejando cicatrices profundas en la familia y la comunidad.
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