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Icono del folclor, la política y la cultura afrocolombiana, deja un legado imborrable en la historia de Colombia.
El país despide a una de sus mayores exponentes culturales: Leonor González Mina, conocida como la ‘Negra Grande de Colombia’, falleció a los 90 años. Su partida deja un vacío inmenso, pero también un legado vibrante que exalta el orgullo y la resistencia de las comunidades afrocolombianas.


Nacida el 16 de junio de 1934 en Robles, Jamundí, González Mina creció rodeada por los ritmos del Pacífico, que moldearon su vida y obra. A los 18 años se unió al Ballet Folclórico de Delia y Manuel Zapata Olivella, iniciando una carrera que la llevaría a recorrer el mundo y mostrar la riqueza cultural de Colombia.


En 1964, su disco Cantos de mi tierra y de mi raza, dirigido por Hernán Restrepo Duque, la consagró como “La Negra Grande de Colombia”. Este título, que simbolizaba su grandeza artística y cultural, la acompañó durante toda su vida. Canciones como Mi Buenaventura, El alegre pescador y Yo me llamo Cumbia no solo fueron éxitos musicales, sino también himnos de identidad y resistencia afro.


González Mina no limitó su legado al arte. Incursionó en la actuación y, en 1998, asumió un rol político como representante a la Cámara por Bogotá, donde abogó por los derechos de las comunidades afrocolombianas.


Su partida es un recordatorio de su invaluable contribución a la cultura, la política y la sociedad colombiana. Hoy, su voz y espíritu permanecen vivos en cada rincón donde el folclor y la lucha por la equidad encuentran un espacio.


Paz en la tumba de la ‘Negra Grande de Colombia’.




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