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Yaquelín Zabaleta y su hijo Andrés fueron asesinados brutalmente en la finca donde fue abatido el temido cabecilla del Clan del Golfo. Se habla de una venganza interna

Yaquelín Zabaleta Cadavid y su hijo Andrés Zabaleta se convirtieron en las nuevas víctimas del terror que aún deja tras de sí alias ‘Chirimoya’, el narco abatido por las autoridades el pasado 5 de abril en zona rural de La Apartada, Córdoba.


Ambos fueron encontrados sin vida y con señales de tortura en la finca donde trabajaban: ella como cocinera y él como ayudante de oficios varios. La vivienda, ubicada en la vereda El Porvenir, fue el mismo lugar donde comandos del Gaula lograron dar de baja al jefe criminal, en medio de una operación milimétrica.


Fuentes de inteligencia aseguran que los crímenes serían represalias por la información que permitió ubicar a ‘Chirimoya’. Según versiones, un familiar cercano de Yaquelín habría colaborado con las autoridades a cambio de una recompensa y fue evacuado de la zona tras delatar al capo.


La comunidad no sale del asombro. Se preguntan por qué, si ya se sabía del riesgo que corría la familia, no se les brindó protección.


También se habla de dos escoltas del cabecilla que habrían desaparecido tras la operación. Sus cuerpos aún no aparecen y se presume que pudieron haber sido eliminados por el mismo grupo armado en una purga interna.


El ambiente en La Apartada es tenso. Mientras el Clan del Golfo reorganiza sus estructuras, las retaliaciones ya comenzaron y la pregunta que se repite en cada esquina es: ¿quién será el próximo?



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