| El ataque fue una ejecución directa: cuatro sicarios dispararon a quemarropa y dejaron un cartel que provocó pánico en Ciénaga |
Un violento ataque armado sembró terror en el barrio La Victoria, en Ciénaga, Magdalena, cuando cuatro pistoleros irrumpieron en un bar y se dirigieron directamente a la mesa donde estaban sus objetivos.
Cámaras de seguridad registraron la llegada de los atacantes en dos motocicletas. Segundos después, ingresaron caminando al establecimiento, abrieron fuego de manera consecutiva y huyeron con la misma frialdad con la que entraron.
“Fue horrible. Todo el mundo gritaba y corría sin saber para dónde. Pensé que nos iban a matar a todos”, relató un testigo que estaba dentro del bar.
Al ingresar al sitio, la Policía encontró al menos 20 vainillas en el piso y tres cuerpos tendidos uno junto al otro. Los otros dos hombres fueron trasladados en estado crítico a un centro asistencial.
Antes de escapar, los sicarios dejaron un papel junto a las víctimas con un mensaje contundente:
“Acá mandamos nosotros. Cero Golfo.” Debajo, dos nombres: “Katerine y Negrito, vamos por ti.”
La nota confirmó lo que la comunidad venía advirtiendo: este ataque hace parte de la confrontación directa entre las Autodefensas Conquistadores de la Sierra Nevada (ACSN) y el Clan del Golfo por el control del microtráfico, las extorsiones y las rutas entre Ciénaga y la Troncal del Caribe.
El ataque, ocurrido en la noche del sábado 15 de noviembre, no es un hecho aislado. Hace parte de una escalada violenta que ha dejado múltiples homicidios selectivos, amenazas escritas, reclutamiento de jóvenes —incluidos menores— y presiones a comerciantes mediante cobros de “vacunas”, restricciones de horario y control territorial.
“Esto está fuera de control. Siguen reclutando pelaos y los ponen a trabajar para ellos”, denunció un líder social que pidió protección de identidad.
Las víctimas mortales fueron identificadas como Luis Alberto Cantillo Mejía, de 28 años; Antonio José Peláez Álvarez, de 42; y un hombre oriundo de Barranquilla cuya identidad aún no ha sido confirmada. Uno de los heridos responde al nombre de Joaquín Segundo Cueto Mejía, de 42 años.
Luego de ejecutar el ataque, los cuatro hombres salieron caminando con total calma. Subieron a las motocicletas y escaparon por la vía principal del barrio sin cruzarse con retenes policiales. Para los habitantes, esto demuestra la facilidad con la que los hombres armados se movilizan en la zona durante la noche.
La masacre vuelve a exponer la grave crisis de orden público que atraviesa Ciénaga: una guerra urbana abierta entre dos estructuras criminales que no dan tregua y que mantienen atemorizada a la población.
Mientras avanzan las investigaciones, la comunidad teme que los nombres escritos en el cartel sean solo el inicio de nuevos ataques. Nadie quiere aparecer en el próximo mensaje dejado junto a un cuerpo.

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