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| Habitantes de Mingueo lo acusaron de estar relacionado con la muerte de la niña, lo sacaron de su casa y lo sometieron a una brutal ejecución pese a los intentos de la Policía por intervenir. |
El hombre había sido retenido en la mañana por habitantes de Mingueo, quienes lo golpearon desde el primer momento en que lo encontraron. Para ellos, no hacía falta una confirmación oficial ni pruebas contundentes: bastó con que viviera en la misma casa donde apareció el cuerpo de la niña dentro de un saco de café.
En medio de los golpes, el joven negó los señalamientos y aseguró que “un amigo” era el responsable, pero no entregó nombres ni detalles. Sus palabras fueron desestimadas por la multitud, que ya había decidido no entregarlo a las autoridades. Cuando la Policía intentó intervenir y solicitar la entrega del retenido, las personas presentes se opusieron de manera categórica: “Aquí no lo van a soltar”, decían.
Minutos después, varios hombres en motocicleta lo trasladaron hacia la parte alta de Mingueo. Allí lo encerraron en una casa de tabla, lo amarraron y lo grabaron llorando mientras buscaban una confesión que nunca llegó. Ante su silencio, los captores ejecutaron la sentencia que la comunidad había decidido: lo decapitaron y colgaron su cabeza de un árbol, dejando una advertencia visible para cualquiera que pasara por la zona.
El cuerpo, separado de la cabeza, fue abandonado en un monte cercano. Junto a él, un cartel escrito a mano lo señalaba como “responsable” de la muerte de la pequeña Shelsy. En varios grupos de WhatsApp ya circulan imágenes del hallazgo, lo que ha generado aún más conmoción entre los habitantes.
Hasta el momento, las autoridades no se han pronunciado oficialmente sobre lo ocurrido ni sobre las circunstancias exactas del hallazgo. La comunidad permanece en estado de tensión y miedo ante esta doble tragedia que ha sacudido a Mingueo y que hoy evidencia la profunda desconfianza hacia la justicia formal en la región.
Noticia en desarrollo…


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