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Una mujer neerlandesa de 89 años, una de los 25 casos de reinfección con SARS-CoV-2 conocidos en el mundo, falleció por los efectos de la segunda vez que enfermó de COVID-19, agravados por una forma rara de cáncer de médula ósea que padecía, y se convierte en la primera muerte conocida por una reinfección de coronavirus.


Una nueva amenaza por coronavirus enfrenta los países, han pasado siete meses desde que el mundo empezó a blindarse  del SARS-CoV-2, lo cierto es que el virus responsable de la enfermedad del covid-19 es todavía, en muchos aspectos, un gran desconocido. Mientras que la inmunidad al coronavirus sigue siendo una incógnita, a la lista de lo que se sabe y lo que no acerca de la transmisión del virus se ha sumado en el último mes los casos de pacientes reinfectados que han vuelto a dar positivo en la enfermedad después de haberla superado.


En Cataluña, se detectó en el mes de septiembre el primer caso de covid-19 grave por reinfección y, ahora, se ha producido la primera muerte del mundo en circunstancias similares. Se trata de una mujer neerlandesa de 89 años, una de las pacientes que engrosa la lista de los 25 casos de reinfección con SARS-CoV-2 conocidos en todo el mundo —a la que se ha unido recientemente el primer paciente reinfectado de Estados Unidos, un caso confirmado por la revista 'The Lancet' en un estudio — y que falleció tras enfermar de nuevo de covid-19. Su situación clínica se vio agravada por una forma rara de cáncer de médula ósea que padecía, y que ha convertido a esta panciente en la primera muerte conocida por una reinfección de coronavirus.


Según explicó este martes, 13 de octubre, la viróloga Marion Koopmans, la paciente tuvo que ser ingresada en el hospital durante la primera ola de contagios del SARS-CoV-2, después de desarrollar síntomas como fiebre alta y tos fuerte, pero fue dada de alta a los cinco días y dio negativo en las dos pruebas PCR a las que fue sometida después de que desaparecieran los síntomas. La paciente neerlandesa padecía también una enfermedad conocida como Macroglobulinemia de Waldenström, una forma rara de cáncer de médula ósea, por lo que su sistema inmunológico llevaba meses afectado por ello.


Dos meses después de superar el covid-19, la anciana empezó a tomar nuevas sesiones de quimioterapia, pero enseguida desarrolló fiebre, tos y experimentó una fuerte falta de aire solo dos días después, por lo que fue readmitida en el hospital. Fue sometida a una PCR, en la que dio positivo en coronavirus, obteniendo a la par resultados negativos en dos pruebas serológicas que se le hicieron para detectar si aún tenía anticuerpos contra el virus en su sangre después de la primera vez que se contagió.

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