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Cientos de reses cruzan el río en busca de pastos frescos, en una práctica ancestral que combina cultura, esfuerzo y resiliencia en Caimito y las sabanas de Córdoba
La imponente imagen de cientos de reses cebú cruzando las caudalosas aguas del río San Jorge no solo cautiva por su fuerza visual: es el reflejo de una tradición ancestral que sigue viva en Caimito, Sucre, y las sabanas de Córdoba. 


Esta práctica ganadera, conocida como trashumancia, forma parte del calendario natural de los campesinos y vaqueros sabaneros, quienes cada verano emprenden el traslado del ganado hacia las ciénagas en busca de mejores condiciones para la alimentación y el cuidado de sus animales.


La trashumancia es mucho más que una técnica de manejo ganadero. Es una expresión de la cultura rural caribeña, que habla de la relación profunda entre las comunidades y su entorno, del conocimiento transmitido de generación en generación, y del esfuerzo colectivo por sostener la vida en medio de los ciclos del clima y la geografía.


En cada jornada de cruce, que puede extenderse durante días, los vaqueros guían al ganado con pericia y paciencia, enfrentando los desafíos del río, las corrientes y el calor, todo en armonía con el paisaje que los ha visto crecer. La escena, repetida cada año, es testimonio de una forma de vida que resiste al tiempo y al olvido.


En un mundo cada vez más industrializado, la trashumancia se mantiene como un símbolo de identidad, adaptación y arraigo para los pueblos sabaneros del Caribe colombiano.


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