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El púgil monteriano había dado el salto al profesionalismo tras una carrera amateur brillante: 82 peleas, 12 derrotas

El 22 de septiembre de 1985, el boxeador monteriano de 21 años perdió la vida en un lago de Miami, cuando apenas comenzaba a perfilarse como futuro campeón mundial.


Un 22 de septiembre de 1985, hace ya 40 años, la tragedia sorprendió al boxeo colombiano con la muerte de Robinson Pitalúa Támara, joven promesa de 21 años que pereció ahogado en el lago West de Miami. Dos noches antes había conseguido su quinta victoria como profesional, al derrotar al puertorriqueño Julio César ‘Tarzán’ González, resultado que lo perfilaba como seguro campeón mundial en la categoría gallo.


El púgil monteriano había dado el salto al profesionalismo tras una carrera amateur brillante: 82 peleas, 12 derrotas y participación en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984. Con el respaldo de la cuerda de ‘Tuto’ Zabala y Jairo Espinosa, llegó en julio de 1985 a Miami con la ilusión de abrirse camino en el boxeo internacional. Al despedirse de sus padres en Montería, les aseguró que combinaría el deporte con la medicina, en memoria de su hermano fallecido trágicamente, promesa que lo acompañaba en cada paso.


El 22 de septiembre, Pitalúa salió en bote junto a su compañero Jaime Polo. De repente, se lanzó al agua fría del lago y no volvió a salir. Polo pensó que era una de sus habituales bromas, hasta que comprendió que algo no estaba bien. El entrenador argentino Amílcar Brusa fue quien dio la devastadora noticia a la familia: Robinson había desaparecido en las aguas.


Cuando su cuerpo fue hallado por buzos en la mañana del 23, estaba con los puños en guardia a la altura del mentón: había sufrido un calambre que le impidió salir a flote. La noticia conmocionó a Colombia y al mundo del boxeo. En Montería, cientos de personas recibieron su féretro en el aeropuerto Los Garzones y lo acompañaron en multitudinaria despedida hasta su casa en la calle 41.


Cuatro décadas después, su legado permanece vivo. En Montería, una escuela pública, un barrio de estrato popular y un árbol sembrado en la Ronda del Sinú llevan su nombre, como testimonio de un campeón que la vida arrebató antes de tiempo.

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