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Con indumentarias para evitar el fuerte sol o la inclemencia del invierno , Enis Pacheco se coloca el overol y se introduce a las tantas hectáreas de plátanos sembradas en el Alto Sinú. Allí, junto con otros 40 trabajadores, recoge la cosecha y la empaca en cajas de una empresa exportadora de este alimento que tiene base en la región.


A través de la ONG Fundación Para el Desarrollo Social y Sostenible de la Región Caribe ONG — Fundescar -, Enis se capacitó y hoy puede sostener a su familia, recogiendo la cosecha del plátano que del municipio de Tierralta viaja a Apartadó y de ahí se va en buques al exterior.


Plátano cordobés, cortado de los cultivos sembrados en Córdoba por habitantes de la Región que alimenta un sinnúmero de mesas y familias en distintas partes del mundo.


La producción y el trabajo siempre es arrúo, son entre 1.000 y 1.200 las cajas de plátano para importar que recogen semanalmente con destino a la subregión de Urabá y luego sigue su camino.


Enis no es la única mujer que trabaja para esta exportadora de plátano y en sus ojos brota orgullo al decir que todos trabajan por igual, iguales capacidades e iguales condiciones para hacer la labor.


“Fundescar nos capacitó, nos da asesoría, bonos y todas las ayudas que pueden darnos. Aquí todos trabajamos por igual”, dice Enis desde su lugar de trabajo, las veredas Barú y Río Nuevo, donde se cultiva el fruto.


Antes de continuar con su labor, rescata la importancia de que estas empresas den empleo a los habitantes de la Región con la ayuda de organizaciones como Fundescar donde se han podido preparar y gracias a ellos los hijos de estas mujeres que trabajar la tierra tienen su alimentación asegurada.


El trabajo siempre dignifica y eso lo saben de sobra y son ejemplo las mujeres de Córdoba y del Caribe.

Tomado: Gs noticias..

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