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En Colombia, el matrimonio infantil sigue siendo una realidad preocupante, según un informe de Unicef. En promedio, cada año alrededor de 3.400 niñas menores de 14 años terminan en una relación que se considera un matrimonio infantil. La mayoría de los casos se concentran en La Guajira, Chocó, Amazonas y Vichada, regiones con altos índices de pobreza, falta de oportunidades y factores culturales.


El testimonio de jóvenes como Claudia y Diana, quienes fueron obligadas a casarse a los 13 años, reflejan una realidad oculta en Colombia, la del matrimonio infantil. Entre 2010 y 2020, se registraron 34.000 casos de embarazo en niñas de 10 a 14 años, todos relacionados con la convivencia de las pequeñas con hombres.


Las uniones tempranas con menores de edad representan el 23% de los matrimonios en Colombia, lo que ubica al país en el puesto número 20 en el mundo con más casos de estas uniones, según Unicef. Este tipo de matrimonios implican violencia sexual, explotación y una niñez perdida.


Unicef señala que la mejor opción para las niñas no es casarse con alguien de su misma edad, sino con alguien mucho mayor, lo que refleja una cultura en la que se cree que un hombre adulto ofrece protección y una mejor posibilidad de subsistir. Expertos en la materia temen que las leyes actuales perpetúen la violencia contra los menores de edad.


Por su parte, Unicef ve con esperanza los cambios que se impulsan en materia de oportunidad y acceso a la educación. Las consecuencias de este drama infantil no solo se viven en el momento en que ocurren, sino que se mantienen toda la vida.


Expertos sostienen que las niñas que se casan temprano suelen tener un sentido de pertenencia bajo, muy baja autoestima y no tienen una identidad real, ya que están siendo gobernadas por su esposo, lo que también puede afectar la vida de los niños que crecen bajo esta ideología.

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