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El cabecilla fue abatido en La Apartada, Córdoba, por comandos del Gaula tras una operación de inteligencia que duró cuatro meses. Era el jefe de la estructura Arístides Meza Páez.
José Miguel Demoya Hernández, alias Chirimoya, uno de los cabecillas más temidos del Clan del Golfo, fue abatido por unidades del Gaula de la Policía en la madrugada del 5 de abril de 2025, en zona rural del municipio de La Apartada, Córdoba. Su ubicación fue delatada por uno de sus hombres de confianza, a quien días antes había insultado por la pérdida de dinero de una droga.


Alias Chirimoya dirigía la estructura Arístides Meza Páez, una organización con presencia armada en Atlántico, Bolívar, Sucre, Córdoba y Santander. Era considerado por las autoridades como una ficha clave dentro del organigrama del Clan del Golfo y uno de los hombres más peligrosos del norte del país. Tenía a su cargo homicidios, narcotráfico, minería ilegal y extorsiones.


La operación que permitió su ubicación fue liderada por el coronel Elver Vicente Alfonso Sanabria, director del Gaula de la Policía. “Desde 2014 le seguíamos la pista. Esta vez, uno de sus subalternos, motivado por una pelea interna, confirmó lo que ya teníamos con la inteligencia técnica”, señaló el oficial.


La caída de Chirimoya fue el resultado de cuatro meses de seguimiento. Los comandos del Gaula, apoyados por la DEA y la Fiscalía, rastrearon sus movimientos hasta una finca en la vereda El Porvenir. Allí, en una casa sencilla y aislada, el jefe criminal se ocultaba con la protección de la selva y el miedo que imponía a la comunidad.


La operación fue diseñada para capturarlo con vida. Sin embargo, al notar la presencia policial, Chirimoya abrió fuego con una pistola FiveSeven, conocida por su capacidad para perforar chalecos antibalas. Los comandos respondieron. El enfrentamiento duró pocos segundos. El cabecilla fue abatido. En el lugar hallaron su arma, diez proveedores, más de 200 cartuchos y panfletos del Clan del Golfo.


“El ingreso a la vivienda se dio cuando sus escoltas salieron al pueblo a buscar víveres. Aprovechamos ese momento. Lo queríamos vivo, pero nos disparó”, relató uno de los investigadores que participó en la operación.


Con su muerte, las autoridades consideran que se desmantela una parte importante del aparato criminal del Clan del Golfo. La operación no dejó bajas en la Policía. Fue una misión limpia, precisa y definitiva.



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